La chatarrería de Joe Crepúsculo


Era tan sencillo como esto: una ducha rápida, una limpieza al piso para meter la mugre grasienta de Tarántula bajo la alfombra y, tatatachán, con ustedes un soberbio compositor de canciones pop. Exageremos: Joe Crepúsculo es nuestro Stephin Merrit en miniatura, un maestro chatarrero que corre más deprisa que sus canciones –“Escuela de zebras” (2008), su debut en solitario, apareció hace un suspiro- y recicla escombros de los ochenta para transformarlos en portentosos temas de pop naïf que se retuercen como plantas en busca de sol.

No se dejen engañar por esa aparente desgana vocal y ese característico deje anestesiado con el que el barcelonés amortigua amoríos y pasiones desafectadas en “Baraja de cuchillos” y “Amor congelado”: esto, con sus teclados de baratillo y su cacharrería sabiamente reutilizada, es una churrería de himnos del subsuelo que gravitan en torno a un “Ama y haz lo que quieras” convertido en lo más parecido a un grito de guerra.

Algo menos circense y destartalado que su anterior trabajo, “Supercrepus” se arrima con gracejo al pop electrónico doméstico, rebobina hasta mediados de los ochenta para eliminar cualquier resto de naftalina –de ahí surge la insólita versión de “No me acostumbro” de El Último de la Fila- y se desliza por el tobogán de las grandes canciones de acción inmediata como “Vente conmigo” y “Espada de Damocles” de la mano de un Calamaro pubescente y acompañado por Thelemático Rosa, El Ortiga, Daniel Descabellado (Tarántula), Elsa de Alfonso (No Band In Berlin), Internet 2 y David Rodríguez (Beef, La Estrella de David), entre otros.

(Artículo publicado originalmente en la revista Rockdelux 268 de diciembre de 2008)



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